sábado, 19 de fevereiro de 2011
Tomara que nosotros, legítimos filhos e netos de João Ramão Fagundes (de puro sangue português, Carvalho, D'Ávila, Rodrigues, Coutinho e Sant'Anna), nunca tenhamos que passar pelo constrangimento de fazer sobrepartilha da herança do velho Navio Negreiro. Não que alguma prima mulata não fosse ser muito bem acolhida, longe disso. É que seria constrangedor repartir o que restou, pouco mais que o recorte de algum tijolaço do Brizola ou os retratos de Getúlio e Jango, embora certas amizades pudessem tê-lo enriquecido, mas ele não era assim. Pode ser que a fama seja imerecida e que a vida inteira de militância no PTB, depois PDT, não tenha apenas servido de eterno álibi para embates infrafemurais mais próximos do socialismo moreno que os 15 pilas que a ex-pedetista Dilma sonegou ao trabalhador esta semana. O fato é que se a minha geração veio com preconceitos estúpidos que pareciam instituir uma cota mínima de pretinhas (só aos mais abençoados, e sem direito a ir de mãozinha no Posto; ah, quantos amigos, hoje casados, depois da primeira botella, se lamentam de não ter rompido tais amarras sociais!), o velho era um pós-moderno. Decerto considerava-se numa missão civilizatória - agora descoberta por essa pesquisa que saiu no El País (abaixo): levar sangue europeu à periferia poleanga. E alguns cobres. Assim socializou o que herdara. E viveu bem, morrendo em paz, há uns oito anos. Pensei nele hoje (e no seu refinado gosto) quando li a notícia. Há muito, Janer Cristaldo denuncia a exagerada exaltação da nossa herança africana, tão em voga no Brasil que vai sendo contruído pelos Paulo Paim da vida. Os ditos afrodescendentes são tão afrodescendentes quanto eurodescendentes, diz Janer. Modesto. São mais eurodescendentes. Somos todos mais parecidos do que alguns gostariam.
Sociedad Sorpresa en Brasil: negros y mulatos son genéticamente hasta un 80% más europeos que africanos o indiosEl estudio sobre un millar de personas demuestra también que la contribución africana es también mayor que la indígena que no supera el 10%
JUAN ARIAS - Río de Janeiro - 19/02/2011
Un estudio científico, coordinado por Sérgio Danilo Pena, catedrático de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) ha cogido por sorpresa a los brasileños. Contra lo que se pensaba hasta ahora, negros y mestizos, cuyo porcentaje entre los 190 millones de ciudadanos ha superado ya el 52% de la población, tienen un ADN mucho más europeo que africano o indio.
El estudio, que ha analizado genéticamente a un millar de personas desde Belem a Porto Alegre, demuestra que la ascendencia europea nunca es inferior. De media es del 60% y en muchos casos alcanza un 80%. La contribución africana es, sin embargo, mayor que la indígena que no supera el 10%.
Según Pena, el estudio revela que a pesar de las enormes diferencias regionales de Brasil, casi un continente, "la ancestralidad de los brasileños acaba siendo muy uniforme entre blancos, negros y mestizos". Según el catedrático, "la sorpresa y el mensaje del estudio es que genéticamente Brasil es mucho más homogeneo de lo que se esperaba".
Para analizar el genoma del muestrario, los investigadores, cuyo trabajo completo aparece en la revista Plos One, se valieron de un conjunto de 40 variantes de ADN, los llamados indels, es decir, pequeños trechos de letras químicas del genoma que a veces sobran o faltan en el ADN de la persona. Dependiendo de la combinación de estos indels en el genoma de un individuo, es posible estimar la proporción de sus ancestros, llegados de cada continente.
Según los realizadores del estudio, la combinación entre emigración europea desde el siglo XVI y los matrimonios de hombres blancos con mujeres indias y negras, generó una población en la cual la apariencia física tiene poco que ver con los ancestrós de dichas personas. Lo que ocurre, y ha podido llevar al error es que los genes del color de la piel o del pelo, por ejemplo, son muy pocos, una parte casi despreciable de la herencia genética, a pesar de que su efecto sea muy visible y evidente.
Algunos comentaristas han querido enseguida- quizás de forma demasiado precipitada e imaginativa- ver en el estudio reflejos en los gustos de los brasileños, no sólo de los blancos sino tambien de los negros y de los pardos, cuyo sueño casi unánime es el de "visitar una vez Europa", mucho más que Africa, por ejemplo.
Assinar:
Postar comentários (Atom)

Nenhum comentário:
Postar um comentário